martes, 15 de septiembre de 2009

Causas de la Disfunción Excitatoria Femenina

La excitación sexual femenina se acompaña normalmente de tumefacción con
vasodilatación genital, y de lubricación vaginal, la cual depende de la estimulación
erótica eficaz y de los estrógenos fundamentalmente. Fue una disfunción poco estudiada
y la de menor relevancia, pues esta fase de la respuesta sexual en la mujer, a diferencia
del varón, es menos vulnerable a los trastornos físicos y psíquicos.

Causas Orgánicas

Kaufman ordenó las causas orgánicas de esta disfunción de la siguiente forma:

I. Estados de deficiencia de estrógenos

Normalmente, después de la menopausia, cae el nivel de estrógenos aunque se
mantiene por un tiempo por la transformación de androstenediona en estrona y de
testosterona en estradiol. Pero con el tiempo, estos productos suprarrenales son insu-
ficientes y se instalan hipotrofias de las paredes vaginales, la uretra y el trígono vesical.
Y es normal que haya dolor y molestia en el coito, por la correspondiente sequedad
vaginal.

La regularidad de la actividad sexual puede mantener un trofismo aceptable
de la vagina. Pero la disfunción excitatoria o excitación sexual inhibida tiene una causa
esencial, debida a escasa vasodilatación genital por reducción o falta de producción de
estrógenos. La misma produce vulvovaginitis atrófica. Se da en: la menopausia, la
ooforectomía, la cirugía radical de la pelvis, el uso de medroxiprogesterona, que es
antiestrógeno y antitestosterona, y de progestinas contenidas en ciertos anticonceptivos
orales. La progesterona, es también antiestrogénica y antiandrogénica.

II. Trastornos neurológicos

A. Lesiones o enfermedades del sistema nervioso central. Traumatismo
encéfalocraneano, accidente cerebrovascular; lesiones del hipotálamo, tumor de
hipófisis, sobre todo el adenoma cromófobo; epilepsia psicomotora.

B. Trastornos del sistema nervioso periférico: Esclerosis múltiple, neuropatía
alcohólica y diabética, carencias vitamínicas.

III. Trastornos endócrinos y metabólicos

Afectan secundariamente la excitación, deficiencia de testosterona,
hipotiroidismo, Enfermedad de Cushing, anomalías hipofisarias.

IV. Drogas

Antihistamínicos, sustancias anticolinérgicas, antidepresivos tricíclicos y
psicofármacos fenotiazínicos: producen sequedad vaginal aun fuera de la excitación
como fase.

Causas Psicológicas

Hay tres requisitos básicos para que una mujer –y el varón- responda en forma
adecuada en la actividad sexual:
1) estimulación eficaz;
2) relajación y abandono a la experiencia y
3) que no hayan inhibiciones aprendidas (54).
De aquí obtenemos las causas más frecuentes de la disfunción excitatoria fe-
menina.

Causas Inmediatas

1. Estimulación ineficaz: La ignorancia sexual de ambos, no solo del varón,
es una de las causas inmediatas más frecuentes. Cuando el varón estimula a la mujer
siguiendo los dictados de su propio nivel de excitación, ignorando el de la mujer, lo
más probable es que el varón culmine rápidamente su proceso y que la mujer aun no
haya empezado. El conocimiento de las zonas erógenas primarias y secundarias de
la pareja es casi tan importante como conocer su domicilio o sus apellidos. La
clitorización, necesaria en la mayoría de las mujeres, debe saber practicarla el varón.
Si el varón no sabe clitorizar, no sabe nada de la vida sexual de la mujer. El error
de creer que toda estimulación clitoridiana es masturbación, es grave y debe aclararse.
La imaginación, la creatividad, las palabras dulces y las caricias rítmicas, suaves y
progresivamente intensas, forman parte de las habilidades sexuales de ambos. El
valor de la excitación de las mamas es variable en cada mujer, pero para algunas es
fundamental. Si la mujer espera que el varón tenga la iniciativa porque “sabe todo”
está muy equivocada. Ella debe saber lo suficiente sobre su cuerpo para indicar dónde,
cuando y cómo desea ser estimulada. Y el varón debe aceptarlo, previa superación de
sus prejuicios sexistas y culturales, fuente de mitos, tabúes y culpas milenarias.

2. Fallas en la comunicación: Además de lo ya señalado, basado en supues-
tos equivocados, el coito es un campo donde se alcanza el clímax del lenguaje sexual,
tanto verbal como no verbal. Los movimientos, el lenguaje cinético, el erotismo mus-
cular, el juego de los sentidos como la mirada, el olfato, el gusto y el oído, pero sobre
todo el tacto, son soberanos. Si la mujer no sabe o no quiere comunicar sus prefe-
rencias, necesidades eróticas y gustos, o no tiene una iniciativa equitativa con su
pareja, pueden surgir trastornos. Se debe superar el mito de que la mujer es pasiva y el
varón es activo. O de que la mujer que toma la iniciativa es una ‘mala mujer’.

3. Evitación consciente del placer: El conflicto con el placer para someterse
a deberes y responsabilidades, llena de culpa a la actividad sexual y la mujer no logra
relajarse. La preocupación por detalles de la habitación, el dejar las puertas abiertas o
el desprecio por el erotismo no orgásmico, inhiben la excitación sexual.

4. El temor al rechazo: Tanto si son demasiado activas, como si no responden
a las expectativas de la pareja masculina, las mujeres tienden a sentirse rechazadas con
frecuencia. Esto las lleva al ‘temor al desempeño’, al ‘temor al fracaso’ y a la ‘obse-
sión por complacer’ que también evita que las mujeres se relajen y se exciten, pues las
invade la ansiedad coital. El temor a veces radica en no agradar, en no ser seductora,
o en no alcanzar el orgasmo, o en no satisfacer a su compañero para que logre su
propio orgasmo.

5. Rol de espectadora: La mujer se ‘sale de la experiencia’ y se coloca afuera,
auto - observándose obsesivamente, tratando de racionalizar todo lo que hace, sin
abandonarse a las sensaciones, sin entregarse a la experiencia. Estas racionalizaciones
de los sentimientos eróticos, hacen que la mujer sea objeto y sujeto al mismo tiempo
de la experiencia, pero cada vez menos sujeto, hasta llegar a no percibir sus propias
sensaciones eróticas. “Pensar menos y sentir más” es la consigna gestáltica.

Estas situaciones causales son de la categoría que Kaplan denominó “causas
inmediatas”, que actúan en el ‘aquí y ahora’, interfiriendo la función sexual, disocian-
do el pensamiento intencionado y la acción sexual. Aunque obedecen a causas profun-
das, es posible que con una simple reestructuración cognitiva o enseñanza por consejo
y orientación, la disfunción excitatoria femenina revierta favorablemente.

Conflictos Profundos

No todos los conflictos intrapsíquicos son causas de una disfunción excitatoria
femenina. Lo que sabemos es que toda persona colocada frente a una situación que
reviva ese conflicto, se angustia y trata de evitar la situación o la enfrenta con las
disfunciones consiguientes: en este caso, la paciente no se excita.

Las fantasías incestuosas de la mujer, hacen que enfrentadas sexualmente a
todo varón, las relacionen con su padre. No puede abandonarse a una experiencia
culposa y no se excita. Y si llegara a excitarse, la culpa revierte la excitación. Es
común en las disfunciones de la excitación de tipo situacional y sobre todo en las
disfunciones selectivas. En psicoanálisis, la mujer no elaboró el complejo de Edipo.
La culpa masturbatoria puede surgir cada vez que necesite la estimulación
clitorídea, y la asocie con la transgresión, la desaprobación y el castigo paterno.

Causas Relacionales. Pareja

La pareja ocupa un rol importante en el desencadenamiento del trastorno de la
excitación sexual de la mujer. Los modelos infantiles y familiares son importantes en la
aparición de comportamientos que llevan a la disfunción.

Incompatibilidad de la pareja: Cuando existe una diferencia caracterial patoló-
gica que lleva a una continua discordia marital, con hostilidad, ira manifiesta y
agresiones mutuas o unilaterales, la mujer no puede abandonarse a la experiencia
sexual, que queda fuera de contexto del tipo de relación que mantienen. Aunque
vimos que en estos casos no debería hacerse el diagnóstico de disfunción, tenga-
mos en cuenta que estos mecanismos operan muchas veces por carriles incons-
cientes y que los pacientes niegan. Es común el temor al abandono en estas pare-
jas, lo que agrava el cuadro.

Falta de confianza: Cuando el abandono en el otro, sin retaceos ni dudas, no se
registra, motivado por la desconfianza en su amor o en sus habilidades de ejecu-
ción, la disfunción excitatoria se instala. También puede deberse a dudas de sí
misma que la lleva a una gran ansiedad a la ejecución del coito.

Luchas por el poder: Hay mujeres programadas parentalmente para dominar a
los esposos o a someterse infantilmente a ellos, lo que lleva a un tipo patológico
de relación. Si no existe un fondo sadomasoquista de sumisión pasiva al poder del
otro, se instala la ansiedad coital inhibitoria de la excitación sexual. Los proble-
mas conyugales por inequidad de género operan a este nivel. También las situa-
ciones de violencia sexual y doméstica, en que la mujer es víctima en un 80 % de
los casos, el varón en un 5 y ambos en un 15 %, produce ua situación existencial
cíclica de violencia, pedidos de perdón, reconciliación y nueva violencia. La sexua-
lidad consiguiente es disfuncional siempre.

Decepciones contractuales: Las parejas funcionales poseen un solo contrato
vigente para ambos. Pero si ambos sostienen contratos disímiles, la constante
comprobación de decepciones en el contrato lleva a crisis y reclamos, así como a
desvalorizaciones del otro, lo que repercute en la confianza mutua y en la acepta-
ción de la estimulación y la entrega.

Sabotaje sexual: Por motivos inconscientes, la vida sexual puede estar enmarcada
en presiones y tensiones continuas, irrupciones inoportunas de propuestas y ac-
tos, ‘don de la inoportunidad’ que hace mencionar problemas y deudas en pleno
coito; o dejarse los ruleros o la crema de base para ‘burlar los deseos del otro’; o
comentar sobre la propia obesidad, celulitis o cualquier otra mención desdorosa u
ofensiva que desactiva la excitación en ciernes.

El aprendizaje de conductas inhibitorias de la excitación sexual, que se refuer-
zan con la evitación o provocan temores y fracasos cuando se exponen a las caricias,
sella el cuadro disfuncional. En el caso de la excitación sexual de la mujer, debemos
tener en cuenta que el proceso fisiológico básico es la vasocongestión, que requiere
tranquilidad, relajación, predomino de factores no estresantes, para que las sustancias
adrenérgicas vasoconstrictoras no actúen bloqueando el proceso de excitación:
tumescencia, lubricación.

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