sábado, 12 de septiembre de 2009

CAUSAS DEL DESEO SEXUAL HIPOACTIVO MASCULINO Y FEMENINO

Causas Orgánicas
Depresión endógena
Estado de estrés grave
Drogas
Enfermedades orgánicas
Causas Psicológicas
A. Causas inmediatas (específicas)
Supresión inconsciente e involuntaria del circuito sexual mediante
pensamientos negativos.
Activación de los circuitos del miedo y la ira para la “desconexión“: (rasgos
físicos desagradables, recuerdos de comportamientos pasados, pensamien-
tos negativos sobre sí mismos, recuerdos antisexuales, etc.)
Efecto antagónico a las fantasías sexuales positivas: (se hace indeseable el
deseo)
B. Causas remotas intrapsíquicas (inespecíficas)
LEVES: No quiere tener relaciones sexuales con esa persona y en esa situa-
ción. Angustia ante el acto. Deseo de complacer. Asedio del compañero.
MEDIAS: Miedo inconsciente al éxito (“No me lo merezco, es demasiado”).
Miedo a la intimidad y al compromiso.
PROFUNDAS: Edipo no resuelto: esposa - madre, esposo - padre. Angus-
tia la castración, culpa incestuosa.

La depresión se acompaña siempre de trastornos del sueño, del apetito y de
la libido, y la primera fase que afecta es la del deseo, y secundariamente las dos si-
guientes. Es la causa fisiológica más frecuente de deseo sexual hipoactivo. Puede
extrañar que se la considere entre las causas orgánicas, pero la repercusión es básica-
mente física y neuroquímica en el campo neurovegetativo.

En el estrés consecutivo a una situación conflictiva prolongada, los llamados
“dis-estrés”, caracterizados por esfuerzos que no culminan en éxitos, sino en fracasos
repetidos que llevan al agotamiento de los mecanismos fisiológicos defensivos. Hay
una disminución de la testosterona, tanto en hombres como en mujeres, así como un
agotamiento de los neurotrasmisores. Se observa cuando hay un pleito en trámite, un
divorcio, una separación, una pérdida de trabajo, un conflicto de trabajo, una jubila-
ción forzada, el exilio, etc.

Las drogas que puede inhibir el deseo sexual son teóricamente una gran canti-
dad de ellas, resumidas por Horwith e Imperato-Mc Ginley:
A. Antíhipertensivos: Betabloqueantes como el carvedilol
B. Bloqueantes de los receptores adrenérgicos: terazocin, prazocin
C. Drogas antipsicóticas: fenotiazinas, risperidona
D. Antidepresivos: tricíclicos, fenelzina, ISSR
E. Hipnóticos y ansioliticos: benzodiazepinas, barbitúricos
F. Alucinógenos: LSD, por abuso agudo y crónico
G. Anfetaminas y cocaína, por abuso agudo y crónico
H. Narcóticos: marihuana, heroína, por abuso crónico
I. Fármacos endocrinológicos: esteroides anabolizantes, antiandrógenos
J. Fármacos varios: metranidazol, bezafibrato, procetofeno-fenifibrato,
ciprofibrato, etofibrato, clofibrato, genofibrozilo, cimetidina, dietilpropion,
fentermida HCL, Fenfluramina y metoclopramida HCL.
Kaplan señala que en la práctica clínica, los más frecuentemente encontra-
dos son:
1) Abuso de alcohol y narcóticos;
2) Betabloqueantes adrenérgicos;
3) Fármacos anti hipertensivos de acción central y
4) Antiandrógenos. Todos menoscaban los circuitos sexuales del cerebro.
En cuanto a las enfermedades orgánicas que descienden el deseo sexual,
interesan básicamente las que reducen el tenor de testosterona, tanto en hombres como
en mujeres. Así, se observan tres grupos:
1. Enfermedades endócrinas, asociadas a función normal del hipotálamo y la
hipófisis con secreción disminuida de las hormonas tróficas. Adenoma de
hipófisis, enfermedades autoinmunes, tumores compresores de la hipófisis: cra-
neofaringioma.
2. Anomalías primarias de los testículos: síndrome de Klinefelter, orquitis
urleana, seminoma, testículo no descendido.
3. Anomalías secundarias de los testículos: insuficiencia renal crónica, cirrosis,
Síndrome de Cushing, insuficiencia suprarrenal, hipotiroidismo, diabetes
mellitus, carencia de yodo.

También disminuye el deseo en todos los trastornos neurológicos que afec-
tan los centros sexuales del cerebro como en los traumatismos cráneoencefálicos, la
epilepsia. Los síndromes paraneoplásicos, por el alto nivel de serotonina que depri-
me los centros sexuales; la hepatitis, la diálisis renal; y todas las enfermedades debi-
litantes, como el cáncer, enfermedades degenerativas y pulmonares.

Finalmente, las causas inmediatas psicogénicas responden a la angustia
relacionada con lo sexual y la hostilidad clara hacia la pareja. La angustia es precoz
ante la posibilidad de una relación sexual, y el paciente suprime rápidamente el deseo
de manera involuntaria, incluso antes de que sea consciente. Cuando el deseo apare-
ció, puede sentirse bruscamente enojado y rechaza a su pareja. Las demás instancias
están claras en el cuadro precedente.

La valiosa experiencia de Kaplan confirma que el deseo sexual inhibido
se debe a temores al éxito, al placer y a1 amor; a miedos intensos al coito, pugnas por
el poder; envidia, hostilidad y desconfianza hacia el compañero; y miedo a la intimi-
dad. Naturalmente, la profundidad de los conflictos subyacentes es evidente en estos
casos.

Las causas del DSI en varones y mujeres son prácticamente las mismas, ex-
cepto en las causas orgánicas vinculadas a la función testicular como es obvio.

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