miércoles, 2 de septiembre de 2009

Disfunciones Sexuales- Bases conceptuales


Las disfunciones sexuales son los trastornos de la respuesta sexual en sus
diferentes fases o en su función eficaz.

Otros trastornos sexuales como los referidos a la identidad sexual, las parafilias
o desviaciones sexuales, las enfermedades de transmisión sexual, los delitos sexuales, o las variantes de la orientación sexual como al homo y bisexualidad, no se consideran disfunciones sexuales.

Clásicamente, las disfunciones sexuales eran estudiadas dentro de la patolo-
gía sexual, que en nuestro reloj de la Sexología ocupa la Hora 4. Pero en la actualidad, y luego de la propuesta de la respuesta sexual humana de Masters y Johnson como modelo de normalidad en 1966, y de su estudio de la Incompatibilidad Sexual de 1970, se ajustaron los términos. Cuando hablamos de disfunción sexual nos referimos a trastornos más definidos, delimitados y diferenciados.

Conceptualmente se ha avanzado mucho en los últimos lustros, y puede de-
cirse que en Sexología está perimida la antigua nomenclatura, vigente hasta hace poco tiempo y todavía en uso en disciplinas médicas y psicológicas sin actualización sexológica.

Así, todas las disfunciones sexuales masculinas eran englobadas en el con-
cepto de “impotencia sexual”. Y todas las femeninas en el concepto de “frigidez”.

Nosotros mismos utilizamos esta terminología en nuestro libro sobre ‘Patología y Clínica de la Impotencia Sexual’, escrito en 1978. Y el chileno Quijada Cerda tituló “Frigidez” a su importante trabajo sobre los trastornos de la respuesta sexual femenina en el año 1975.

La impotencia sexual comprende exclusivamente a la fase de excitación de la
respuesta sexual masculina y se la denomina “disfunción eréctil”, para evitar confusiones. Es que antiguamente se distinguía entre “impotentia coeundi” e “impotentia generandi”, para designar la incapacidad del coito y la incapacidad de engendrar, respectivamente. Pero hoy a la esterilidad ya no se la denomina impotencia. En Sexología se prefiere utilizar el término disfunción eréctil o excitación masculina inhibida. Desde la urología y la andrología, sin embargo, se insiste en el término ‘impotencia’, que tiene una larga consagración, pese a su connotación peyorativa y lapidaria.

La frigidez designó por un tiempo, para Masters y Johnson, a la inhibi-
ción de la fase de excitación de la mujer, y luego solo al deseo sexual inhibido, pues la mujer estaría “fría”. Primitivamente, como vimos, la palabra se había aplicado a todas las disfunciones sexuales de la mujer, sobre todo a la ausencia de orgasmo. Pero con este término también perimido, se ha tenido más éxito en cuanto a su erradicación y la adopción de las propuestas por la Sexología para el trastorno de cada una de las fases de la respuesta sexual de la mujer, pues se eliminó - por impreciso - el término ‘frigidez’ que designaba cualquier disfunción sexual femenina.

La denominación común, con un solo término, de todos los trastornos de la
respuesta sexual tanto masculina como femenina, obedecía a la creencia científica hoy superada, de que las causas y los mecanismos de producción de los mismos, obedecía a una sola patología física o psicológica que se expresaba en diferentes grados.

Ahora sabemos, gracias a los estudios de las últimas décadas y sobre todo a
partir de 1969, que cada fase de la respuesta sexual posee un aparato fisiológico, anatómico y psicológico propio, lo cual condiciona la vulnerabilidad de esa fase, con mecanismos de producción de la alteración bien definidos para cada uno. Por ende, también hay una terapéutica diferente y específica. Naturalmente, estas separaciones no son absolutas, pero poseen gran validez didáctica y clínica.

El ‘Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales’ de la Aso-
ciación Psiquiátrica Americana ha denominado Disfunciones psicosexuales a las
disfunciones sexuales, en el Capítulo del DSM-III-R (5), junto a las parafilias y a los trastornos de la identidad sexual. En el DSM-IV de 1995 (6), las denominó simplemente Trastornos sexuales, junto a las otras dos categorías señaladas.
Las disfunciones sexuales no obedecen sólo a causas psicológicas o
psicopatológicas, y en este trabajo también incluiremos las causas orgánicas y los condicionamientos sociales y antropológicos que las determinan.

Andrés Flores Colombino
Libro "Disfunciones y terapias sexuales"

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