jueves, 10 de septiembre de 2009

PREVALENCIA DE LAS DISFUNCIONES SEXUALES II

Lo “normal” en actividades sexuales, ya pasó a ser un conocimiento que perte-
nece a todos los seres humanos contemporáneos, y no sólo al varón que antes podía
ocultar sus insuficiencias a una mujer que nunca sabría -a menos que engañara al
marido con otro hombre- todo lo que ella podría lograr de su sexualidad. El “saber
sexual” es hoy parte de la cultura general. O debería serlo.

El problema de la normalidad, salud, naturaleza, en sexualidad, es de larga
data y complicada textura. La respuesta sexual normal, ha sido codificada de acuerdo
a tablas estadísticas fisiológicas, como lo exigía Dickinson en 1925. Pero la experien-
cia sexual humana es altamente personal, en sus dimensiones biológicas, psicológicas
y sociales.

Las formas leves de estos cuadros son sumamente frecuentes, y a veces no
causan graves trastornos en la interacción sexual y de pareja. Pero las mismas formas
leves pueden ser muy deletéreas para el individuo o la pareja.
Todas las disfunciones sexuales pueden ser primarias (nunca se ha logrado
un comportamiento eficaz) o secundarias (se instalaron luego de un período de activi-
dad normal), generalizadas (con todas las parejas), situacionales o selectivas (variable
con circunstancias o personas), totales o parciales.

Se ha intentado determinar específicamente cuáles son los criterios diagnósti-
cos en cuanto a la proporción o tipo de alteración mínima necesaria que debe aparecer
subjetiva u objetivamente, en cada disfunción. Pero el DSM III aconseja que el juicio
diagnóstico debe realizarlo el clínico, teniendo en cuenta factores tales como: edad,
frecuencia, cronicidad o persistencia, recurrencia, malestar subjetivo y efecto sobre
otras áreas de funcionamiento. El DSM IV agrega a estos factores a considerar, la
raza, la cultura, la religión, el entorno social.

Y si es necesario diagnosticar disfunciones de la sexualidad en personas porta-
doras de trastornos médicos y psiquiátricos, por consumo de sustancias farmacológicas
que pueden inducirlas, se debe priorizar el diagnóstico médico o la adicción a la sus-
tancia antes que la disfunción sexual. La disfunción se diagnostica como debido a
factores combinados, si la misma ya estaba presente antes de enfermar o de consumir
sustancias.

Andrés Flores Colombino

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