lunes, 28 de septiembre de 2009

SUSTANCIAS VASOACTIVAS INYECTABLES INTRACAVERNOSOS

Fue un hallazgo clínico el que Virag obtuviera en 1981, cuando inyectó
papaverina en la arteria hipogástrica de un paciente en pleno acto quirúrgico y com-
probó que se producía una erección instantánea. El fármaco vasoactivo se comenzó a
utilizar por inyección intracavernosa con buen resultado, a los que se sumaron la
fentolamina y luego la prostaglandina E1, cada uno de los cuales poseía menor
incidencia de priapismo –erección dolorosa por más de cuatro horas

El furor de las inyecciones intracavernosas alcanzó su clímax en la década del
90 y todavía se utiliza con éxito, pues no solo se logra la erección buscada, sino que
mejora el trofismo de los tejidos peneanos, y se restablece la autoestima así como el
buen relacionamiento de pareja. Esto último contrarrestó la fuerte crítica que recibiera
desde la sexología clínica, pues se podía abusar del uso apresurado y sin valoración
previa del paciente, en totalidad. El ‘temor al pinchazo’, - inmotivado pues solo se
experimenta la sensación de una picadura de mosquito - también limitó su uso. La
única crítica al método radica en el porcentaje variable entre 5 y 12 % de priapismo.
También el efecto de fibrosis en la zona de inyección.

La primera inyección es efectuada por el técnico en la parte proximal del
pene, en el consultorio. Se efectúa con una jeringa y una aguja de no más de 10
milímetros, y se efectúa en un ángulo de 90 grados. Se alterna de lado en cada inyec-
ción, que no se recomienda efectuar más de una vez por semana. Si la persona está
muy ansiosa, el factor simpático impide la erección inmediata, pero al tranquilizarse,
el paciente logra la erección. Por ejemplo, como el estudio doppler de la circulación
peneana se efectúa con la inyección intracavernosa de sustancias vasoactivas, se rela-
tan demoras de erección hasta de dos horas luego de la inyección, cuando ya se dio
por ineficaz la activación y cuando el paciente ya está en su casa.

La resistencia a utilizar esta técnica tan eficaz radica en el temor al dolor, al
riesgo de priapismo, a la urgencia por mantener relaciones sexuales, al temor a la
autoinyección que evitaría esa demora, y a prejuicios. Dice Spinelli psicóloga
integrante de la Sociedad Uruguaya de Impotencia, que pese a estas resistencias, el
procedimiento es un método de gran eficacia como refuerzo de la terapia cognitivo
conductual de la disfunción eréctil, pues el paciente, al lograr la erección con la inyec-
ción, mejora la autoestima, mejora la relación de pareja, vence el temor al desempeño,
el rol de espectador, el temor al fracaso, la baja frecuencia del coito o el propio aban-
dono de los intentos por mantener relaciones. Por tanto, es posible avanzar en la
terapia sexual y es posible prescindir luego de las inyecciones, que se hacen innecesa-
rias.

Hay casos en los que el tratamiento debe ser prolongado y se agrega la ven-
taja del efecto trófico favorable sobre los cuerpos cavernosos, que con las erecciones
completas y la rigidez, mejoran el árbol vascular del pene y el mejoramiento del tejido
conjuntivo intersticial. Hay varias marcas que contienen los tres productos: papaverina,
fentolamina y prostaglandina E o solamente la prostaglandina en forma de alprostadil
(Caverject).

La prostaglandina se produjo en forma de gel a ser aplicado en la uretra (MUSE),
con resultados semejantes a la inyección intracavernosa, pero no provoca priapismo.
Aprobado en 1997 por la FDA, fue el primer tratamiento no inyectable contra la
impotencia que demostró ser seguro, eficaz y no doloroso. Dice Boero que las
investigaciones demostraron que la erección se produce a los 5 minutos con una dura-
ción de por lo menos una hora. El 65 % de eficacia le otorgó un lugar importante en la
terapia de la disfunción eréctil.

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