jueves, 10 de septiembre de 2009

Trastorno Sexual Inducido por Sustancias


Concebida en el DSM IV (6), la “característica esencial consiste en una alteración sexual clínicamente significativa que provoca malestar acusado o dificultad en las relaciones interpersonales, por el consumo terapéutico o adictivo de sustancias de acción farmacológica, y que pueden alterar el deseo, la excitación o el orgasmo, o producir dolor en las actividades sexuales. Se explica en su totalidad por los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia: drogas, fármacos o exposición a tóxicos.

Una característica asociada es que el trastorno sexual excede los cambios sexuales que habitualmente se asocian a la intoxicación y son tan graves que requieren atención independiente.

TRASTORNO SEXUAL INDUCIDO POR SUSTANCIAS
Con alteración del deseo
Con alteración de la excitación
Con alteración del orgasmo
Con dolor sexual
El Trastorno sexual inducido por sustancias, al igual que el Trastorno sexual debido a una enfermedad médica, no aparece como una categoría nosológica diferenciada de las disfunciones sexuales, sino definida por su etiología. En el caso que tratamos, cada trastorno se define por la sustancia que afecta los cuatro niveles en que se presentan: deseo, excitación, orgasmo y con dolor sexual. Es decir, no se trata de una disfunción sexual primaria, sino secundaria al uso o abuso de sustancias. Recordemos, además, que el Trastorno sexual inducido por sustancias aparece por primera vez como una categoría diagnóstica en Psiquiatría, en el DSM IV.

En dicho Manual también existe un Capítulo de “Trastornos mentales rela-
cionados con sustancias”, con subcapítulos referidos al “Consumo de sustancias”, intoxicación y abstinencia, con referencias expresas a sustancias específicas. En cada uno existe una referencia a un “Trastorno sexual inducido por: alcohol (F10.8 o 291.8), alucinógenos, anfetaminas (F15.8 o 292.89), cafeína, cannabis, cocaína (F14.8 o 292.89), fenciclidina, inhalantes, nicotina, opiáceos (F11.8 o 292.89), sedantes, hipnóticos y ansiolíticos (F13.8 o 292.89), y otras sustancias o desconocidas (F19.8 o 292.89). En estas últimas están los anabolizantes, el óxido nitroso, los nitritos inhalados, medicamentos adquiridos sin receta, medicamentos prescriptos que no hayan sido mencionados (aquí caben todos los medicamentos no psicofarmacológicos) y otras sustancias que tienen efectos psicoactivos (caben los antidepresivos, antipsicóticos, antiepilépticos, corticoides, antihistamíminicos, reserpina y otros).

El diagnóstico de ‘Trastorno Sexual Inducido por Sustancias’ debe tener en
cuenta los siguientes criterios:
“Criterio A) Como todos los trastornos mentales, el trastorno, en este caso
sexual, debe ser clínicamente significativo y provocar malestar acusado o
dificultad en las relaciones interpersonales.
Criterio B) El trastorno sexual se explica en la totalidad por el consumo de
sustancias, pues los síntomas aparecen durante y hasta 30 días después de la intoxicación – o de acuerdo a la duración de la vida media del fármaco - y el
consumo del medicamento está etiológicamente relacionado con el trastorno sexual.
Criterio C) El trastorno sexual no se explica mejor por un trastorno sexual no inducido por sustancias. El consumo terapéutico o adictivo de sustancias de
acción farmacológica altera efectivamente el deseo, la excitación o el orgasmo, o produce dolor en las actividades sexuales. Se explica en su totalidad por los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia: drogas, fármacos o exposición a tóxicos”(6).

Es común que una persona que reciba fármacos por prescripción, cursa una enfermedad que a su vez puede ser causante del trastorno sexual. A veces, no es el fármaco, sino dicha enfermedad la que provoca la disfunción. Otras veces, es solo el fármaco el agente etiológico, y la mayoría de las veces, actúan ambos factores etiológicos: la enfermedad y el fármaco, por lo que se debe diagnosticar el trastorno sexual debido a una enfermedad médica y el trastorno sexual inducido por una o varias sustancias. El inicio del trastorno puede acompañar el comienzo o el curso de las intoxicaciones agudas y hay que especificarlo. Hay sustancias que afectan una o más fases de la respuesta sexual.

La importancia de los trastornos sexuales inducidos por sustancias radica en que los pacientes que los sufren cuando los fármacos son parte de su tratamiento por una enfermedad de fondo, tienden a rechazarlos o a discontinuar el tratamiento (96).
La consecuencia de estas conductas es la recaída de los pacientes en sus enfermedades de fondo. Sobre todo para los varones, la afectación de su vida sexual es más dramática y prefieren sufrir sus dolencias físicas y mentales que ver menoscabada su actividad sexual. Dice Sapetti (96) que muchos pacientes se quejan de que los psiquiatras minimizan o consideran irrelevante la aparición de las disfunciones sexuales inducidas por sustancias porque “lo único importante es resolver el cuadro psiquiátrico”, por lo que no solo no comunican al médico sobre sus trastornos, sino que tampoco comunican que han suspendido la medicación.

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