jueves, 10 de septiembre de 2009

Vaginismo


Esta disfunción no está vinculada con una fase sexual de respuesta específica, sino que aparece en cualquier fase, siempre que se intente penetrar en la vagina.

Recogemos varias definiciones. Quijada (88) dice: “se trata de una hiperestesia vulvovaginal por la que cualquier excitación directa -a veces sólo psíquica- produce espasmos o contractura dolorosa de los músculos que estrechan el conducto, imposibilitando el coito o la introducción de un dedo o un instrumento”. Meyer (77) afirma simplemente que es el “espasmo de la musculatura perivaginal que dificulta o imposibilita la penetración”. Haslam (47) adhiere a esa definición y agrega que no debe base orgánica para el dolor y que “las relaciones de pareja deben ser satisfactorias en otros aspectos, hasta el punto de que puedan desarrollar excitación y orgasmo mediante caricias, siempre que no intenten el coito”.

Masters y Johnson (72) dicen que el vaginismo implica la contracción espástica de todos los músculos pelvianos que recubren el perineo y el tercio externo de la vagina, de carácter involuntario, y “se estimula con los intentos de penetración vaginal, fueren imaginarios, anticipados o reales”.

Kaplan (54) lo define como “un espasmo involuntario de los músculos que
rodean la entrada vaginal -específicamente el esfínter de la vagina y el elevador del ano-, que se da siempre que se intenta introducir un objeto en el orificio vaginal”.

El “vaginismo funcional” ocurre para el DSM III (5) cuando “existe una
historia de espasmo involuntario recurrente y persistente de la musculatura del tercio externo de la vagina, que interfiere el coito”, “no causada exclusivamente por enfermedades físicas”.

Más recientemente, el DSM IV (6) estudia al vaginismo entre los “trastornos sexuales por dolor”, y hace una definición descriptiva interesante: Se trataría de “la contracción involuntaria, de manera recurrente o persistente, de los músculos perineales del tercio externo de la vagina, frente a la introducción del pene, los dedos, los tampones o los espéculos. Provoca malestar o dificultad en las relaciones interpersonales”.

Recuerda que algunas mujeres contraen espásticamente los músculos vaginales ante la sola idea de ser penetradas. Y la contracción puede ser ligera, con rigidez o malestar, o intensa hasta impedir la penetración. Al parecer, se produce un condicionamiento -muy fácil por cierto- de los músculos perivaginales, para responder con un espasmo intenso.

Hay casos excepcionales en que el vaginismo es situacional, y sólo ocurre
ante la posibilidad del coito, y no ante otro tipo de maniobra. Pero en la mayoría de los casos, aún el examen clínico es imposible. Puede aparecer después de unos pocos coitos normales o dolorosos (vaginismo secundario), aunque generalmente se instala luego de la primera relación sexual, que no puede realizarse, pues el vaginismo es primario. Por eso es causa frecuente de matrimonios no consumados, a veces de largos años de evolución. Nosotros tenemos casos de hasta 14 años y son comunes las consultas entre los 6 meses y 2 años. Por la misma razón, es causa de infertilidad.

Como generalmente conservan el deseo y la excitación sexual sin alteraciones, así como la capacidad orgásmica, las parejas se entregan a todo tipo de manipulaciones y caricias sexuales, desinhibiéndose progresivamente hasta altos grados de enriquecimiento sexual: “todo”, excepto el coito.

Los casos leves a veces ceden espontáneamente si el marido está entrenado y asesorado, en pocos coitos. Pero algunos casos son graves, sin permitir siquiera el examen físico. Es más común en mujeres jóvenes, las que mantienen actitudes negativas frente a la sexualidad y con antecedentes de abuso o violencia sexual. Aparece bruscamente, ante el primer examen ginecológico o el primer coito, por lo general.

El diagnóstico de vaginismo es uno de los únicos en que la historia clínica
por el interrogatorio es insuficiente en absoluto para diagnosticar esta disfunción sexual femenina. Este cuadro -con su exigencia de examen físico obligatorio e ineludible- es uno de los justificativos de los médicos para reclamar su presencia en el equipo de terapia sexual, pues los psicólogos y otros profesionales no médicos - excepto la partera -, no están capacitados para efectuar el tacto vaginal de diagnóstico.

Haslam (47) señala que al examen aparece un trípode signológico:
1. espasmo involuntario de los músculos perineales
2. arqueamiento de la espalda y
3. contracción de los aductores de los muslos
Así, la vagina queda dirigida hacia abajo, apuntando a la cama, cuando en
posición normal se dirige hacia arriba y adelante. Al intento de tacto vaginal, la mujer intenta trepar hacia la parte anterior de la mesa ginecológica, eleva y junta las piernas y hasta puede levantarse de la mesa con gran ansiedad.

El diagnóstico se realiza por palpación digital de la contractura muscular,
descartando un proceso orgánico, como la existencia de un himen resistente, un proceso inflamatorio o tumoral.

Cuando el examen se hace imposible, algunos autores aconsejan el examen bajo anestesia, lo cual permitiría sólo descartar un proceso orgánico, ya que la contracción espástica desaparece. Por lo que otros autores lo desaconsejan. El empleo de la fuerza para el examen, con ser doloroso, es traumatizante psíquicamente. Además, en muchos casos se mantiene la virginidad, lo que agrega un factor conflictivo poten cial al problema.

Es un cuadro relativamente frecuente, constituyendo alrededor del 5% de los casos disfuncionales de Haslam (47), pero se estima que afecta entre el 2 al 5% de todos los matrimonios. Nosotros (27) lo hallamos en el 12.5% de las mujeres portadoras de disfunciones sexuales de nuestra consulta.

Las consecuencias de esta disfunción son dramáticas para las portadoras de la misma; se puede desarrollar una fobia sexual a la penetración, que con la evitación consiguiente aleja la posibilidad del coito, y complica el curso de una terapia. Pero también surgen temores a ser abandonadas, sentimientos de insuficiencia, de rabia, humillación y frustración. A veces, se forman parejas patológicas que refuerzan mutuamente sus patologías, prolongando por años y décadas la no consumación, mantenida en secreto y con engaños a sus allegados sobre los motivos de su esterilidad. Es frecuente la asociación de impotencia primaria masculina o eyaculación precoz, al vaginismo, a veces en clara relación etiológica.

Pero no son raros los casos de embarazos por eyaculación en la vulva y
penetración seminal en la vagina (adosculación). Luego del parto -no durante el embarazo- desaparece el vaginismo.

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